By Staff
Alejandra Ciappa, la argentina que fue rescatista en el World Trade Center el 11 de septiembre de 2001, relata a LA NACION la emotiva conmemoración a las víctimas que tuvo lugar en un evento privado en Nueva York este fin de semana y el sentimiento particular que los une a todos
Han pasado 21 años desde que dos aviones comandados por miembros de Al-Qaeda impactaron contra las torres Norte y Sur del World Trade Center en Nueva York en el peor ataque terrorista en la historia de los Estados Unidos, que se cobró la vida de casi 3000 personas y marcó de una forma trascendental al mundo entero. Desde entonces, el 11 de septiembre se transformó para cientos de familias, rescatistas y personas que protagonizaron los hechos en una fecha que los une en un mismo recuerdo imborrable.
Este domingo, el Museo Conmemorativo del 11S (9/11 Memorial Museum) reunió a los seres queridos de las víctimas en una ceremonia privada en la plaza del Memorial para honrar a quienes perecieron en el atentado que cambió “el curso de la historia estadounidense”, según consideró el presidente Joe Biden.
Allí estuvo Alejandra Ciappa, la joven argentina que a sus 31 años, mientras se encontraba viviendo en la Gran Manzana, no dudo en ofrecer su ayuda a la Cruz Roja para integrar el equipo de rescatistas de las Torres Gemelas.
“Cuando me llegó la invitación cumplí mi sueño de volver. Veinte años más tarde todo es distinto. Ves la evolución de un evento, de las familias, de la gente. Y lo ves también en uno mismo. Porque es la vida misma: pasa para todos”, dijo en conversación telefónica desde la ciudad a LA NACIÓN.
La médica neurogenetista, quien más de dos décadas atrás rastrillaba los escombros de concreto de los dos edificios con la esperanza de encontrar supervivientes, añoraba con volver a estar parada hoy en ese mismo lugar, en un evento colmado de nostalgia y emoción.
Volvió a la Zona Cero (”Ground Zero”) para conmemorar el año del ataque. No pudo estar presente para el aniversario de los 10 años del evento que sacudió al mundo. Y el año pasado, la pandemia de coronavirus y las restricciones sanitarias impidieron que pudiera viajar. “Me invitaron para el evento de rescatistas en el museo y para la conmemoración con los familiares de las víctimas. Para mí era algo que quería hacer, quería estar acá”, aseguró.
Para Ciappa, el correr del tiempo impacta en cada familiar de forma diferente. “Es muy emotivo porque cambian las miradas, los sentimientos. Al conectarte con los rescatistas, con las familias, ves distintos sentimientos. Algunos quedaron muy enojados, otros llevan dolor, otros sanaron de forma diferente. Es muy profundo”, consideró.
No obstante, entre los cientos de personas que se encontraron hoy en aquel lugar existe un denominador común que gracias a la incidente devastador los une en un mismo sentimiento: la compasión. “Yo estaba ahí y sentía que conocía a todo el mundo, porque la experiencia te traspasa y estamos todos conectados. Es más que empatía, es una sensación mayor. Es tener la herramienta para entender al otro. Es ir a abrazarte con gente que no conocés, una mirada, una palmada, y decir ´pasamos por distintas cosas, pero por el mismo evento, y te entiendo´”.
“Inevitablemente algo en común es el “never forget” que ellos tienen, porque no se olvida. Me llama la atención que está muy vívido, fue hace más de 20 años, pero está acá. Es una energía colectiva. Te conectas”.
La experta en salud emocional nacida en Tandil vivió tres años y medio en Estados Unidos, donde realizó un doctorado en genética de Alzheimer en la Universidad de Columbia. Fue en Nueva York donde vivió incidentes que marcaron su vida para siempre: no solo el atentado a las Torres Gemelas, también venció al cáncer y sobrevivió a una intoxicación por monóxido de carbono. Aún así, con toda seguridad confiesa que es su “lugar en el mundo”.
“En Nueva York me pasaron cosas bravas… pero cuando llego me recargo de una energía suprema. Es algo muy personal, me emana una alegría que no la puedo explicar”, detalla a LA NACION. “Y me encanta volver al lugar de las Torres. En el 2016 prometí que iba a volver a la Torre Freedom (One World) con mi hija y lo hice, y hoy voy a volver a subir”.
Cada vez que regresa a un evento conmemorativo del atentado a las Torres Gemelas, Ciappa se lleva algo nuevo. A esta fecha especial asistió con el objetivo de encontrar a los integrantes de un escuadrón de bomberos que aparecieron en una de las tantas fotos que atesora de sus días trabajando en la devastadora escena. Y gracias a varias personas presentes en el acto, logró conseguir el teléfono del lugar. En los próximos días planea dirigirse al cuartel para mostrarle la fotografía a los miembros del equipo y revivir una de las tantas historias con las que se cruzó ese día, que le recuerdan a diario que “la vida continua y me enseña constantemente”.
Existe la posibilidad de que tanto sus fotografías como sus testimonios se integren a la gran colección del Museo del 11 de septiembre. Y entonces reflexiona: “A veces pienso, ¿Qué más puede dar? y siempre siento que estos eventos me siguen dando. Es una forma de contribuir. Tengo esta fe de que la vida continua y que siempre hay segundas oportunidades”.
“Hoy en el museo vi a una familia que se sacaba fotos alegres y haciendo caras divertidas mientras apuntaban a la fotografía de su hermana. Me impactó porque la recuerdan con tanta alegría que se relaciona con esto que pienso que hay eventos que te traspasan, pero que uno puede trascender y crecer, y llevar la tragedia sin que sea algo traumático”, agregó.
Solidaridad
En el marco del vigésimo aniversario del ataque el año pasado, Ciappa se reunió por primera vez en un emotivo encuentro con algunos de los familiares de las víctimas argentinas. Desde entonces se forjó un vínculo de solidaridad entre ellos, unido por sentimientos compartidos, como una especie de “hermandad” extraña, según describe la tandilense.
La arquitecta Mariana Chalcoff, hermana de Alejandro Chalcoff, quien tenía 41 años cuando el primer avión impactó en las oficinas de la consultora para la que trabajaba como desarrollador de sistemas, no pudo viajar a Nueva York para esta fecha especial. Fue gracias al grupo de Whatsapp que comparten los argentinos que pudo ser parte de la emotiva reunión a la distancia.
Cuando llegué al Memorial Museum me dieron un papel y un crayón para escribir un mensaje y dejarlo sobre el nombre de tu ser querido al costado de la fuente. Le pregunté a Marian si quería que escribiera algo para su hermano y me dijo que sí. Estaba muy contenta”, contó Ciappa, quien se dedica a dar charlas de motivación y de liderazgo y asiste a pacientes en salud emocional.
A pesar de haber sido partícipe de un momento que marcó un antes y un después para el mundo, Ciappa no lamenta lo vivido: “Yo fui a rescatar. No tuve una pérdida, pero la pérdida fue colectiva. Es como una pérdida con miles de nombres para mí. Y estoy agradecida de la experiencia, a pesar de que haya sido traumática. Me hizo ser quien soy yo hoy”.