Con energía y lucidez celebra sus cien años,
Doña Amalia Romero
Rodeada de cinco generaciones, paseña explica secreto de la longevidad
En un ambiente de fiesta y con la presencia de cinco generaciones –hijos, nietos, bisnietos y tataranietos, así como sus hermanas y amigos–, doña Amalia Romero pasó una tarde de ensueño al cumplir cien años de vida.
Con una energía envidiable y una lucidez mental, afirmó que el secreto de una vida longeva es haber llevado una vida tranquila, saludable y llena de felicidad al lado de su familia.
“Qué más puedo pedir. Estoy muy feliz de cumplir mis 100 años al lado de mis hijos, que son muy buenos gracias a Dios”, dijo visiblemente contenta mientras escuchaba la música del grupo Two’s Company, sentada en su silla de ruedas.
A la llegada de su primer centenario de existencia esta mujer, quien dedicó toda su vida al cuidado de sus cuatro hijos, tres mujeres y un varón, afirmó estar agradecida con la vida.
Doña Amalia nació un 28 de mayo de 1922 en Aquiles Serdán, Chihuahua, justo en el año en que se celebró por primera vez en México el Día de las Madres.
Sus padres Luis y Paula, oriundos del centro del estado de Chihuahua, tuvieron la dicha de procrear a su primera hija para luego años más tarde emigrar a Ciudad Juárez en busca de una mejor calidad de vida.
“Me hace llorar… es una bendición de Dios que tenemos al tener a nuestra madre con nosotros. Es una mujer maravillosa, muy buena, y sus hijos y su familia son todo en la vida para ella”, dijo su hija Leticia, la menor de los cuatro hijos que tuvo.
Irma, Elsa, Arturo y ella dijeron sentirse orgullosos de su madre, quien ha dedicado su vida a sus cuidados y su educación.
“Ella nos cuidó y ahora nos toca a nosotros velar por ella y cuidarla”, expresó Leticia, maestra de educación especial, en Fabens, Texas, y quien desde el 2011 está a cargo de su progenitora.
Recordó a su padre, originario del estado de Arizona y quien desde chico se mudó a Ciudad Juárez, donde conoció, se enamoró y se casó con su madre, y posteriormente decidieron radicar en El Paso, lugar donde nacieron ella y sus hermanos.
“Mi mamá se hizo ciudadana como a los 45 años, pero vive aquí desde los 25 años de edad”, comentó tras enfatizar que antes de que nacieran su madre trabajaba en la desaparecida fabrica manufacturera de ropa Farah, ubicada sobre la carretera interestatal I-10.
“Mis padres vivieron una vida muy bonita y formaron una bonita familia; desafortunadamente, cuando casi iban a cumplir 50 años de matrimonio, en junio de 1997, mi padre murió meses antes de la fecha”, señaló la única hija profesionista de primera generación de la familia, graduada de Bel Air HS y de la Universidad de Cambridge, en Oklahoma.
“Fue muy triste, él ahora descansa en el camposanto, al igual que mi madre, que vivió sus últimos años conmigo”, dijo doña Amalia, al enfatizar que al igual que ella tuvo una vida longeva, al morir de 96 años.
La amante de la música de antaño como Agustín Lara, Pedro Infante y otras estrellas de esa época inolvidable, dijo disfrutar la vida al lado de su familia y rodeada de sus siete nietos, ocho bisnietos y tres tataranietos, integrantes de la nueva generación.
Rodeada de sus hermanas Adeline, Antonia, María y Carmen, cuatro de sus seis hermanos, dos fallecidos, entonó con felicidad junto con todos los asistentes las tradicionales ‘Mañanitas’ y el ‘Happy birthday’, para luego partir su pastel de vainilla, el cual lucía una fotografía de juventud y sus velas con el número 100.
“Para mí este día es muy especial, estoy cerca de mis cuatro hermanas, con la mayor, Amalia. Hoy le quiero desear lo mejor y que viva muchos años más y que siga adelante…” dijo su hermana María Antonia, al afirmar que “aún tenemos tiempo para estar juntas hasta que Diosito nos separe”.
Ella, al igual que sus hermanas, disfrutó la ocasión al recordar aquellos tiempos de juventud y de casadas, donde dijo que la reina de la fiesta era Amalia por su talento en contar chistes y buena bailadora.
“Me gusta mucho la música y bailé mucho con mi esposo” dijo entusiasmada mientras veía los retratos y objetos antiguos puestos como decoración a la entrada del salón, no sin antes recomendar la importancia de llevar una vida sana.
“Yo no tuve vicios, no fue andariega ni fumadora, y me alimentaba muy bien con frijolitos, sopita, chilito y tortillitas, todo en diminutivo”, dijo al afirmar que para ella eso ha sido parte del secreto. “Agradezco a Dios el que me permita aún estar más tiempo al lado de mis seres queridos”, enfatizó la festejada.
By Jaime Torres / El Diario de El Paso |